Alemania prohibirá los coches que no sean eléctricos en 2030
El escándalo de Volkswagen ha calado profundamente en la sociedad alemana y el gobierno no se conforma con los importantes incentivos que está dando para el uso de vehículos no contaminantes. Y es que la el Bundesrat alemán (la cámara de representación de los estados federados) ha aprobado una resolución que directamente prohibirá los vehículos de combustión interna para el año 2030. Así de radical, a partir de dicha fecha, tendrás que adquirir un vehículo de de “cero emisiones” bien sea un coche eléctrico o con célula de combustible de hidrógeno: es decir, nada de pistones, bielas, escapes ni nada parecido: sólo vehículos eléctricos con batería de litio (o de la tecnología que sea en 2030) o con pila de combustible.
La resolución no es vinculante más allá de Alemania, pero el Bundesrat va a intentar que ésta pase a la Comisión Europea para extenderse a toda la Unión Europea, y con la fuerza de este país en nuestro continente hay al menos posibilidades de que la prohibición se extienda, a pesar de shock que puede provocar en todo el mercado y la industria del automóvil que sigue atada a los combustibles fósiles.
Además de la prohibición para 2030, el Bundesrat quiere que la Comisión Europea revise las políticas de impuestos para favorecer el estímulo de la movilidad sin emisiones. Estas medidas podrían suponer mayores incentivos para la compra de vehículos eléctricos o la eliminación de las rebajas de los impuestos para los vehículos diesel en la Unión Europea. Estas políticas impositivas podrían ser la puntilla para los fabricantes de automóviles ya que eliminarían la rentabilidad del coste de propiedad de los coches con motor diesel.
Según medios como Forbes, el mercado de los diesel ha descendido de manera abrupta en agosto y se entiende que puede ser una reacción tardía al fraude de las emisiones de Volkswagen. Si esto se une a nuevos incentivos para la adquisición de vehículos sin emisiones, las mejoras en autonomía que se esperan para los próximos cinco años y los cambios en la sociedad (cada vez más concienciada de dejar atrás el motor de explosión y que ya no ve el automóvil como un símbolo de estatus) es posible que antes de 2030 ya sean muy pocos los que se plantean comprar un automóvil que no sea eléctrico.